"CORSARISMO, PIRATERÍA, Y GUERRA COSTERA EN EL SURESTE ESPAÑOL. EL ACOSO TURCO BERBERISCO A LAS COSTAS DE ALICANTE, MURCIA Y ALMERÍA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII"
de FRANCISCO VELASCO HERNÁNDEZ
El sureste ibérico fue uno de los espacios más castigados por la depredación berberisca. Esto estuvo justificado desde el primer momento por su enorme proximidad a la costa africana -y a Argel en particular- y a la circunstancia de que existieran importantes comunidades moriscas, que se prestaron en más de una ocasión como guías para las incursiones corsarias tierra adentro. Este colaboracionismo y el hecho de que el sureste fuese un área poco poblada, y peor defendida, facilitaron el enquistamiento de ese problema, que lejos de resolverse, se intentó paliar con medidas no muy efectivas, como la construcción de una red insuficiente de torres costeras o el patrullaje ocasional de las escuadras de galeras al servicio del rey católico.
La supervivencia de las localidades litorales de Alicante, Murcia y Almería durante los primeros los sesenta o setenta años siglo XVI resultó casi heroica, sometida a continuos desembarcos berberiscos y a razias, asaltos, saqueos y cautiverios, a los que se sumaron las fugas masivas de moriscos y la amenaza permanente de un hipotético ataque de la armada turca, que nunca llegó a ocurrir. Del mismo modo, la persecución y abordaje de embarcaciones mercantes cristianas cerca de la costa entorpeció el tráfico naval, redujo la actividad económica y casi estranguló el próspero comercio de algunos puertos como Alicante o Cartagena.
En el siglo XVII la situación continuó, aunque se vislumbraron algunos cambios, sobre todo en su segunda mitad, que fueron el comienzo del lento declive de las escuadras corsarias y del descenso de su acoso a las costas del sureste español.